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viernes, 12 de noviembre de 2010

El crimen Organizado en Honduras

Introducción

El presente trabajo es una recopilación de lo que es el crimen organizado como problema de la sociedad considerado este como el resultado de una actividad de personas altamente capacitadas y especializadas, que ven una gran posibilidad de obtener riqueza y dispuestos a utilizar cualquier medio, ayudados por una aliada de inmenso poder como es la corrupción, que se fundamenta en el afán de riqueza de todo aquel que cae rendido por la tentación del dinero fácil. El gran peligro del crimen organizado es que la víctima es la sociedad entera, que la concepción individualizadora del derecho penal no permite restaurar el daño que produce en todo el conjunto social pues el ejercicio desigual del poder, al servicio de unos pocos, posibilita el florecimiento y fortalecimiento de actividades tales como el crimen organizado cuyo camino conduce a la búsqueda de la institucionalización de la ilegalidad.

Este trabajo este realizado con el propósito de comprender los problemas criminales que tiene la sociedad y que constituyen un tropiezo para alcanzar el desarrollo como nación, y además intimidan la sociedad negándole así el derecho a la libertad.

OBJETIVOS

Objetivos  generales

Ø  Conocer los orígenes, evolución y el impacto que ha tenido el crimen organizadol a través de los tiempos y determinar las consecuencias que trae  actualmente a nuestra vida diaria.


Ø      Comprender que la delincuencia organizada causa un grave daño al país, a sus habitantes y a sus instituciones; genera inseguridad y zozobra, y pervierte casi todos los ámbitos de la vida nacional, incluidos, por supuesto, el desempeño económico y el quehacer institucional.
 OBJETIVOS ESPECIFICOS
Ø Proporcionar la historia que ha tenido el crimen organizado y establecer diferencias entre delitos comunes y delitos del crimen organizado a través de su objeto de estudio.


Ø Determinar un concepto de crimen organizado y conocer los efectos y consecuencias que ha tenido en las sociedades.


Ø Señalar como ha crecido el crimen organizado en Honduras y  las consecuencias graves que ha traído a nuestra nación, desde robos hasta muertes de ciudadanos.
Antecedentes históricos
El fenómeno criminal ha venido cambiando en la medida en que el mundo ha venido evolucionando. De igual manera, la criminología como campo del conocimiento ha mostrado los diferentes aspectos de su evolución en la explicación y comprensión de la criminalidad. Desde las concepciones antropológicas y fisonomistas, pasando por las sociológicas, ecológicas, el delito ha sido considerado como un fenómeno inevitable, parte integrante de la sociedad, e incluso como lo señala Durkheim, el delito es normal, ya que una sociedad exenta de delitos es del todo imposible, y es parte integrante de toda sociedad sana. Los hechos criminales son vistos de una manera diferente a la concepción tradicional del delincuente como un sujeto enfermo y anormal; para la criminología actual, el delincuente no es ahora un parásito ni un ser extraño en el seno de la sociedad, sino que es ante todo un regulador de la vida social, e incluso fuente de crecimiento tecnológico, científico y renovador de los sentimientos sociales.
Es por esto, que frente a las actividades criminales clásicas llevadas a cabo de manera individual, en la actualidad se observa una evolución hacia una forma de criminalidad como empresa. Los grupos delincuenciales se caracterizan por encontrarse en condiciones de actuar, tanto en la vertiente legal como en la ilegal de la actividad política y económica. 
El incremento geométrico de la actividad criminal organizada con capacidad económica fuerte, ejerciendo su poder a través de la violencia, así como la del ejercicio de manipulación y corrupción en amplios sectores del sistema político y Estatal, es hoy en día un fenómeno altamente productivo y cada vez más sofisticado. La instauración del mercado global y la aldealización del mundo a través de la libertad de comercio, han sido factores decisivos en la conformación de grupos criminales organizados. En opinión de Blanco Cordero las tradicionales Cosa Nostra, Camorra, N' Drangueta, los Yakusas Japoneses, las triadas chinas, los carteles de las Drogas Colombianos, Mexicanos, Peruanos y Norteamericanos, las organizaciones Rusas, Turcas, Curdas, Italoamericanas, etc., representan un volumen económico anual estimado en un billón de dólares, tres veces superior al presupuesto nacional Francés y más del 50% de esta cifra, 500.000 millones de dólares se inyecta en el circuito financiero internacional con capacidad de producir rentabilidad. 
Armas, drogas, información industrial y militar, dinero de origen ilícito, materiales radioactivos, mano de obra, tráfico de personas, órganos humanos, embriones, obras de arte, animales, etc., son bienes cuyo intercambio a nivel mundial ha generado un nuevo sector de la economía mundial. Según el GAFI (5) grupo de acción financiera Norteamericano; las principales fuentes de ganancias ilegales son: el tráfico de drogas, el fraude bancario, los fraudes con tarjeta de crédito, insolvencias punibles y los delitos societarios. Una gran parte del dinero de origen ilegal que ingresa al sistema financiero, procede de la criminalidad organizada. A nivel internacional, los grupos criminales más exitosos se ubican en Italia, Japón, Colombia, Rusia, Europa del Este, Nigeria y el Lejano Oriente.
Si analizamos con detenimiento a las organizaciones criminales y a las organizaciones legales como empresas comerciales, se puede concluir que desde el punto de vista formal, no existen mayores diferencias, pues su fin fundamental es obtener el máximo de rentabilidad. Y si observamos que muchas organizaciones legales, legítimamente constituidas ejecutan acciones abiertamente ilegales para incrementar sus ganancias, como es el caso de la evasión de impuestos, despidos sin indemnización, ocultamiento de información aduanera, sobornos, alteraciones contables, etc., vemos que la diferencia no es fundamentalmente grande. Esta reflexión nos conduce a señalar, que hay una coincidencia en cuanto a los medios empleados, para conseguir sus fines.  

El crimen organizado como objeto de estudio 
Las investigaciones sobre el crimen organizado, salvo las más osadas, comienzan con una introducción, en muchos casos autojustificatoria de los resultados, acerca de los problemas sobre el acceso a fuentes fiables para el estudio del fenómeno. Investigar el crimen desde cualquier perspectiva es una tarea compleja; de eso no hay duda. Los dificultades que surgen al tratar de aplicar el método científico al crimen organizado ya fueron contempladas por los primeros estudiosos del fenómeno y marcan buena parte de su desarrollo posterior. Los científicos sociales de cualquier disciplina que se han adentrado en el tema han tendido a ser menos activos que otros actores que por obligación profesional, como las agencias de seguridad o los medios de comunicación de masas, en la recopilación de información acerca del crimen organizado. Quizás el motivo sea que, como sugiere Polsky, muchos de ellos crean que es imposible hacerse sin superar el elemental dilema moral de realizar actos criminales como medio de ganarse la cooperación necesaria para la obtención de la información.
Algunos especialistas, ya desde los momentos iniciales del estudio académico del crimen organizado se aventuraron a poner en evidencia esta supuesta imposibilidad del acceso a fuentes para la correcta evaluación del fenómeno. En los años veinte, John Landesco llevó a cabo un estudio pionero sobre el crimen organizado en la ciudad de Chicago que "no sólo englobó la recopilación de fuentes escritas periodísticas y de otro tipo sino que, en la tradición de la escuela de Chicago, el desarrollo de contactos extensos con grupos criminales de la ciudad".() De este modo se introdujo el método de las entrevistas en profundidad con actores relevantes en el abanico de métodos para el estudio del crimen organizado. Siguiendo este mismo sendero de evitar el uso exclusivo de fuentes secundarias, tanto Ianni como Chambliss condujeron investigaciones posteriores, para los casos de Nueva York y Seattle, respectivamente, que implicaban la conjugación de grados diversos de observación participante con entrevistas con informantes clave.() Más recientemente Adler realizó un estudio que combinaba la observación participante y la entrevista con más de seis decenas de traficantes de drogas para comprobar su compromiso criminal en el suroeste de los Estados Unidos.()
En los últimos años los estudios sobre el crimen organizado, a menudo inducidos desde la esfera pública al objeto de mejorar los mecanismos para contrarrestar sus efectos, han proliferado. Sin embargo, la tendencia a recurrir a fuentes secundarias, en especial procedentes de los medios de comunicaciones de masas o de diversas instancias gubernamentales, no sólo no ha disminuido sino que ha aumentado exponencialmente desde los niveles previos.() De algún modo, buena parte de los trabajos han implicado dar un prurito académico a la visión ya elaborada desde las agencias de seguridad encargadas de la persecución del crimen organizado y de su valoración como riesgo o amenaza a la seguridad nacional.
Pese a esta visión un tanto idílica de la investigación del crimen organizado tomando como base el acceso a fuentes primarias, este tipo de enfoque estar lejos de ser la panacea universal. La observación participante, aparte de los dilemas éticos que pueda plantear y de los riesgos en forma de peligro para la propia vida o de la comisión de delitos luego castigados que implica para el investigador, dar como resultado investigaciones con múltiples limitaciones.() El proceso de movilidad social ascendente dentro de un grupo criminal suele, por lo general, ser más rápido que en las organizaciones legales, pero el acceso a los niveles altos de la jerarquía delictiva implica un compromiso de largo plazo que conlleva la asunción de múltiples riesgos. En este entorno, el único camino a fuentes primarias se reduce a los escalones más bajos de la estructura organizativa, que a menudo tienden a fantasear acerca de procesos más complejos que ignoran. Extrapolar el modo de funcionamiento de algunos grupos a otros apartados de una organización concreta o, más aún, entre diversas organizaciones criminales es muy problemático porque las diferencias son múltiples. Los niveles de cualificación, los grados de compromiso personal con la organización o la protección que se requiere del miembro, por poner sólo tres ejemplos, varían enormemente entre diversos apartados del negocio criminal.




La definición del crimen organizado
Delito y crimen son dos conceptos tanto legales como morales cuya relación ha sido profusamente estudiada desde diversos puntos de vista. Salvo contadísimas excepciones, todo crimen involucra cierto grado de organización y, en consecuencia, es organizado por naturaleza. Determinar el límite de lo que constituye el crimen organizado no es una operación tan sencilla como partir un trozo de mantequilla con un cuchillo bien afilado y situar los límites que separan este subconjunto del crimen con respecto a otras realidades ilegales circundantes ha sido una fuente continua de controversia dentro de las ciencias sociales que en sus distintas vertientes se han ocupado del fenómeno. Como escribe Albanese, "el crimen organizado no existe como tipo ideal, sino como un 'grado' de actividad criminal o como un punto del 'espectro de legitimidad". Buena parte de las configuraciones teóricas sobre el crimen organizado difieren precisamente como consecuencia del punto a partir del que se realiza esta división. Pero, además, la propia configuración del estudio académico del crimen organizado ha implicado una influencia importante de las definiciones legales del crimen organizado. Éstas suelen tener una mayor eficacia a la hora de inscribir el fenómeno en un marco sistemático dado que al definir los tipos de delitos como norma legal en cierta manera configuran los resultados a ojos de la opinión pública.
Por lo general, en los ordenamientos jurídicos de todo el mundo existen dos modos de regular el crimen organizado. Por una parte, están aquellos que condenan las actividades ilícitas que realizan estos grupos de manera individualizada, ya sea el tráfico de drogas, la extorsión o el blanqueo de capitales. Así ocurre en el caso español. Pero, por otra, existen otros códigos penales que condenan, o agravan la pena por su comisión, la propia pertenencia a los grupos criminales independientemente de los delitos cometidos. Para que exista este tipo de pena es necesario que el ordenamiento legal defina qué tipo de relaciones entre las personas deben existir para caer en esta figura delictiva. Los códigos penales optan por dos formas de llevar a cabo esta definición. Pueden, en primer lugar, describir en detalle las actividades que pueden realizar los grupos criminales para otorgarles carta de naturaleza criminal. Así ocurre, por ejemplo, en el caso de California, en los Estados Unidos, en el que se define éste de la siguiente manera:
   Crimen organizado consiste en dos o más personas que, con un propósito de continuidad, se involucran en una o más de las siguientes actividades: (a) la oferta de bienes ilegales y servicios, por ejemplo, el vicio, la usura, etcétera, y (b) delitos de predación, por ejemplo, el robo, el atraco, etcétera. Diversos tipos específicos de actividad criminal se sitúan dentro de la definición de crimen organizado. Estos tipos pueden ser agrupados en cinco categorías generales:
Ø      Mafia: actividades criminales organizadas.
Ø      Operaciones viciosas: negocio continuado de suministrar bienes y servicios ilegales, por ejemplo, drogas, prostitución, usura, juego.
Ø      Bandas de asaltantes-vendedores de artículos robados: grupos que se organizan y se involucran continuadamente en un tipo concreto de robo como proyectos de fraude, documentos fraudulentos, robos con allanamiento de morada, robo de coches y secuestros de camiones y adquisición de bienes robados.
Ø      Pandillas: grupos que hacen causa común para involucrarse en actos ilegales.
Ø      Terroristas: grupos de individuos que se combinan para cometer actos criminales espectaculares como el asesinato o el secuestro de personas prominentes para erosionar la confianza del público en el gobierno establecido por razones políticas o para vengar por algún agravio.
Crimen organizado es la violación planificada de la ley al objeto de adquirir beneficios económicos o poder, cuyos delitos son independientemente o en su conjunto de especial gravedad y se llevan a cabo por más de dos participantes que cooperan en el marco de una división laboral por un periodo de tipo prolongado o indeterminado utilizando (a) estructuras comerciales o paracomerciales, o (b) violencia o otros medios de intimidación, o (c) influencia en la política, en los medios de comunicación, en la administración pública, en el sistema de justicia y en la economía legítima.

CUADRO 1. Diferencias entre los delitos del crimen organizado y otros tipos de delitos

CRIMEN ORGANIZADO
OTROS TIPOS DE DELITO
Transacción
Producción y distribución de nuevos bienes y servicios
Redistribución de la riqueza existente
Relaciones
Intercambio multilateral
Transferencia bilateral
Intercambio
Consesual
Involuntario
Víctimas
¿Sociedad?
Individuos o empresas
Moralidad
Ambigua
No ambigua
Política pública
¿Criminalizar la asociación?
¿Interceptar los activos?
Castigar al criminal
Restaurar la propiedad



Efectos del crimen organizado
El crimen organizado no es un grupo monolítico a nivel internacional sino que, más bien, presenta un panorama diverso, complejo y multidimensional en el que la colaboración entre los diferentes grupos criminales es más frecuente que la confrontación.() Se manifiesta de forma diferente en países concretos, como asimismo varía la percepción que de ella se tiene a lo largo del tiempo y del espacio. No existe uniformidad ni en su actuación de ni en el grado de su impacto sobre los individuos o sobre las entidades estatales o no estatales de todo el mundo.

El primer impacto del crimen organizado se encuentra en relación con el concepto de la soberanía del estado, un concepto bastante antiguo que continúa dominando la esfera de las relaciones entre entidades estatales. Éstos están separados por fronteras, que no sólo dividen el territorio sino también marcan diferentes sistemas legales, niveles diversos de desarrollo económico y distintas culturas políticas.
El crimen organizado puede afectar asimismo de manera decisiva a las instituciones políticas. Dentro de este punto los grupos criminales buscan influir sensiblemente sobre la capacidad de decisión de los tres poderes que tradicionalmente conforman la autoridad estatal: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Esta pretensión es consecuencia natural de la dinámica propia de las organizaciones ilegales de gran escala, que en ciertos casos se asemeja a la actuación de otros grupos amplios de la legalidad y tiene dos vertientes. Por una parte, creando sus propios sistemas para la impartición de justicia y, por otro, poniendo los aparatos del estado a su favor. Todo con el mismo objetivo de hacer menos costosa la viabilidad a largo plazo del grupo criminal e incrementar sus beneficios. Para estas organizaciones una fuente fundamental de problemas lo constituye la competencia de mercado, que es necesario mantenerla en niveles al menos controlables.
El crimen organizado, también puede afectar de diversos modos la construcción de identidades colectivas de carácter nacional, que constituyen una base esencial para la división territorial entre estados y en el interior de los mismos. Por una parte, puede producir fracturas territoriales de diversa naturaleza dentro de un mismo país, fomentando conductas y pensamientos que enfrenten a grupos diversos de la sociedad.
El crimen organizado genera también problemas de gobernabilidad en la medida en que provoca inestabilidad financiera y distorsiones e ineficacias en los mercados, haciendo los procesos de producción y distribución menos impersonales y generando así fallas estructurales en la economía que afectan negativamente a los ciudadanos y a la estabilidad del sistema democrático. Algunas de estas alteraciones proceden de la propia actividad ilegal e implican un reparto de rentas ineficiente con respecto al que se presenta tras la actuación del mercado legítimo como elemento distribuidor de recursos. Las facetas en las que se hacen manifiestas estas ineficacias son múltiples;
Ø     Primero, la práctica generalizada de la coacción a ciertos segmentos poblaciones o territoriales por parte de grupos criminales, que llega a constituirse en una eficiente industria de la protección que sustituye o solapa a la otorgada desde el estado, genera distorsiones en los precios.
Ø      Segundo, las drogas ilícitas, una actividad sustantiva de estos grupos de la que  obtienen pingües beneficios, suponen una carga añadida para las arcas del estado por el coste de los tratamientos de desintoxicación y de los medios para reprimir a traficantes y consumidores y una pérdida de productividad para la economía en general.
Ø     Tercero, la deslegitimación del régimen político y el crecimiento de la violencia vinculados al crimen organizado constituyen una fuente de costes adicionales para la actividad empresarial. El incremento de los precios de la resolución de los conflictos, ya sea legal o extralegal, y de la protección de los derechos adquiridos se constituyen en fuertes barreras para la entrada o la permanencia en el mercado de actores legítimos.
Ø      Cuarto, el crimen organizado tiene la capacidad para quebrar la eficacia del estado como tercera parte capaz de hacer cumplir los contratos que se generan en una economía.() Sin esta actividad propia del estado, que por economías de escala y garantías de imparcialidad ha mostrado a través del tiempo ser el más eficaz instrumento siempre que se den ciertas características de estabilidad, los actores deben encontrar un nuevo organismo o persona que sea capaz de realizar esta tarea, encareciendo de manera importante el proceso de la contratación.
Ø      Quinto, la ilegalidad propia del crimen organizado a gran escala lleva como regla general a inversiones menos productivas para el sistema económico general.() Las inversiones empresariales se conducen por las facilidades para el blanqueo de capitales y no por las posibilidades de crecimiento y beneficios a largo plazo, dirigiéndose así hacia mercados que generan poco o nulo valor añadido y en muchos casos fuertemente dependientes de inversiones y recursos exteriores.
Los efectos conjuntos del crimen organizado en el ámbito de la economía son inflación, una distribución ineficiente de rentas, la disolución del libre mercado y la regulación económica estatal, pérdidas substanciales de productividad, una visión cortoplacista de la inversión contraproducente con el crecimiento económico prolongado y, en ocasiones, sobrevaluación monetaria. Sobre el sistema financiero en particular, la volatilidad de los capitales en manos de los grupos criminales dificulta las acciones correctas en materia de política económica y provoca inestabilidad en las instituciones bancarias y en el mercado del dinero en general, lo cual puede llegar a generar una crisis económica profunda. En definitiva, el crimen organizado provoca desequilibrios económicos y largos periodos de recesión económica, perjudicando gravemente la competitividad internacional en un entorno económico cada vez más globalizado.
Por último, las organizaciones criminales constituyen una amenaza a un sector capital de la economía como es el financiero, promoviendo instituciones financieras sin escrúpulos y erosionando las legítimas a través de complejos esquemas de blanqueo de dinero que finalmente pueden minar la confianza de los ciudadanos en estas entidades económicas.
CRIMEN ORGANIZADO EN HONDURAS
En Honduras, el crimen organizado ha sufrido una "reorganización". El robo masivo de vehículos ha sustituido los asaltos a bancos y viviendas. Sólo en San Pedro Sula, casi 300 automóviles son robados mensualmente. Ni las órdenes religiosas quedan exentas de sufrir el expolio de unos doscientos delincuentes organizados en bandas. La falta de medios policiales (sólo un agente de la Dirección General de Investigación Criminal está destinado en San Pedro Sula, feudo del setenta por ciento de los robos producidos en Honduras) y la corrupción entre militares, jueces y policías han convertido a Honduras en un "paraíso" del crimen organizado. También la falta de coordinación entre los diferentes organismos destinados a reprimir la delincuencia ha sido denunciada por el gerente de la Cámara de Compañías Aseguradoras. Existe un proyecto para conjuntar bajo una misma autoridad al fiscal Especial contra Robo de Vehículos; al fiscal Especial contra el Crimen Organizado y al director de Recuperación de Vehículos de la Policía Nacional. En el organigrama de los ladrones aparece un coronel del Ejército y el representante de la Interpol en San Pedro Sula. Los lugares escogidos para el robo son las gasolineras, los semáforos, los garajes, los centros comerciales, los restaurantes. En los talleres clandestinos se produce la transformación (cambio de chasis, motor, pintura) o desguace en piezas para su posterior venta en las tiendas de repuestos. El destino de los vehículos transformados son la exportación hacia países vecinos y los cafetales hondureños para servir de medio de transporte.

La corrupción se ha convertido en un tema tan familiar en los tribunales de justicia que hay profesionales del derecho que incluyen, dentro de los honorarios, un cantidad para la "mordida'' que abonarán como parte del coste de un juicio. El sistema judicial hondureño sigue en la picota y la imagen en el extranjero ha motivado la preocupación entre los países amigos y los organismos internacionales. La arbitrariedad, la negligencia y el abuso de autoridad, amén de la falta de política en materia de derecho penal, constituyen una parte del sistema de la Administración de Justicia en Honduras. El Poder Judicial está considerado como la institución más débil del Estado por su estructura y organización, susceptible de caer en la corrupción, el trafico de influencias, la politización, la burocracia y el pésimo funcionamiento de los procesos judiciales. Esta debilidad se manifiesta en las múltiples denuncias presentadas en el Departamento de Quejas del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos. Recientemente, un informe de dicho organismo causó revuelo por acusar a los jueces hondureños de prevaricación, cohecho, extorsión, chantaje, amenazas, dilación maliciosa, registros domiciliarios y detenciones ilegales. "Todos los hondureños nacen libres e iguales en derechos. En Honduras no hay clases privilegiadas. Todos los hondureños son iguales ante la ley'', dice el artículo 60 de la Constitución de la República, ¿pero se cumplen los principios constitucionales? ¿Por qué la Carta Magna contiene tantos enunciados incumplidos en la práctica cotidiana? ¿Por qué los ricos cuando cometen una falta no son castigados de acuerdo a ley como sucede con lo menos favorecidos? Un antiguo embajador norteamericano, dijo en cierta ocasión: "En Honduras, la Administración de Justicia sólo muerde a los descalzos''... "No basta con suscribir documentos y declaraciones internacionales" (ha dicho también el fiscal general del Estado). "No es suficiente levantar la voz entre el concurso de las naciones y proclamar que estamos dispuestos a librar la gran batalla, sino que se hace absolutamente indispensable pasar a la acción''... "La historia de Honduras se puede escribir en una lágrima porque aquí se llora por culpa de la corrupción'', La corrupción en los tribunales de justicia se manifiesta de distintas formas y sin dejar huellas. "No sólo es la dádiva monetaria; hay privilegios para los profesionales del derecho. Desde la primera instancia ya se conoce la resolución del litigio", ha confesado un miembro de la Fundación pro Justicia de Honduras.
El crimen organizado sigue matando gente en Honduras y Centroamérica
El Observatorio de la Violencia alertó  sobre el alarmante incremento de muertes por homicidio en Honduras y destacó el auge del “sicariato” en este problema.
Sólo en el primer trimestre de 2006 Honduras se comprobó una tasa de muertes por homicidio de 23.1 por cada 100 mil habitantes, y de continuar la misma tendencia, al final del año el país podría multiplicar la tasa mundial de muertes por homicidio en casi seis veces y superar a los países del área.
Panamá tiene 11 homicidios por 100 mil habitantes; Colombia 39 y El Salvador 55, según cifras computadas en el 2005.
A nivel nacional, 37 personas por cada 100 mil habitantes murieron en los primeros seis meses de 2006 por causas externas.
El homicidio fue la forma de muerte más frecuente con mil 508 casos, alcanzando una tasa de 23.1 por ciento.
Asimismo, en ese período se registraron 496 muertes accidentales, ocupando el segundo lugar con una tasa de 7.6 muertos por 100 mil habitantes, seguidas por muertes en eventos de tránsito con 276 muertes del total de casos analizados y una tasa de 4.2 por ciento.
Los suicidios, que en ese semestre sumaron 140, aportaron el cinco por ciento de la mortalidad, con una tasa de 2.1% por cada 100 mil habitantes.

Principal instrumento de muerte
Ocho de diez homicidios fueron cometidos con arma de fuego y de éstas, la pistola fue la principal arma sometida a prueba balística, seguido del revólver y luego fusiles.
Copán, Cortés, Atlántida y Francisco Morazán, son los departamentos que registran el mayor índice de homicidios y Gracias a Dios es el que reporta menos casos.

Maras
En el período analizado fueron capturadas 564 personas bajo la aplicación del artículo 332 reformado, relativo a la ilegalidad de los jefes o cabecillas de maras, pandillas y demás grupos que se asocien con el propósito de cometer delitos.
De las 564 detenciones, el 94.7 son hombres.
De todas las detenciones, el 41.3 por ciento pertenecían a la MS13 y a la M18 el 13.8%.
Las dos profesionales dijeron que de enero a junio de 2006 se computaron 676 casos de personas agredidas, de los cuales el 45 por ciento ocurrió en el primer trimestre del presente año y el 55% restante en el segundo trimestre.
El 84.4% de lesionados pertenece al sexo masculino, especialmente entre los 15 y 34 años.
Un diez por ciento de las víctimas indicó haber consumido alcohol y los principales móviles correspondieron a robos y riñas con 61.9 por ciento del total de casos, siendo cometidos estos, en su gran mayoría, con armas blancas.
Del total de casos, sólo diez casos se relacionan con agresiones por pandillas y 15 por violencia intrafamiliar.
Julieta Castellanos indicó que el problema de la violencia no sólo está relacionado con la agresión física cometida entre personas, sino también a otros factores como la inseguridad que surge de la inadecuada infraestructura y al descuido estatal y municipal.
Ejemplificó la escasez de aceras y el mal estado de éstas en muchos sectores de Tegucigalpa. Asimismo, destacó que la Sala de Emergencia del Hospital Escuela está en poder de los estudiantes de Medicina y no de especialistas.
Y frente a esa realidad, indicó, es la ciudadanía la que debe demandar la vigencia de sus derechos porque es muy importante dar garantías a los pacientes.
De ese problema, explicó, no son culpables los estudiantes de Medicina ya que ellos están cumpliendo con un deber académico pero es necesario que la autoridad competente actúe con diligencia.
La investigación indica que en Honduras se registra un promedio mensual de 250 muertes, lo que a finales de este año significarían entre dos mil 400 y dos mil 500 homicidios.
La tendencia nacional del crimen es hacia el alza.
El índice de homicidios tiende a aumentar, y a juicio preocupa el aumento del crimen organizado y del sicariato en los homicidios.




Conclusiones


Ø      Podemos concluir que el conocimiento actual sobre el fenómeno delincuencial, nos pone de presente que la actividad criminal organizada en el momento actual tiene repercusiones a nivel mundial.


Ø      Ademas, logramos comprender la historia de esta seccion criminal, su conceptuacion nos permitio identificar los delitos por el crimen organizado, y a diario estan  matando a miles de personas no solo en honduras sino en todo el mundo.

Recomendaciones

Ø      Sugerimos al gobierno nacional invertir más en la seguridad ciudadadana ya que día a día se ve amenazada con la ola delincuencial.



Ø      Todos los hondureños debemos unirnos para enfrentar el crimen organizado y ponerle un alto a todas las atrocidades que cometen, y así lograremos un país libre, soberano e independiente.

Bibliografía
Durkheim, E. (1999).  Las reglas del Método sociológico.  Villatuerta.  El crimen es considerado como un comportamiento social no necesariamente dañino y que posibilita adelantos tanto técnicos como de actualización de los sentimientos morales,  pp. 93 y 97

 Blanco, C.I. Criminalidad organizada y mercados ilegales. En: Eguzkilore: Cuaderno del Instituto Vasco de Criminología, San Sebastián.

 
GAFI. (1997). Finanancial Action Task Force on Money Laundering, typologies. Exercise Public Report,  No. 10, 5 de febrero de 1997.

Arlacchi, P. (1985). Tendencias de la criminalidad organizada y de los mercados ilegales en el mundo actual. Poder judicial, No. 16, sepitembre de 1985
Poulet, B. Una Mafia Global, citado por Raufer, X. P. 26

C.E.J. (2000). Percepciones sobre la corrupción en la justicia y régimen disciplinario, Justicia y Desarrollo: Debates, Año III No. 12 Junio 2000

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